Reforma de una cocina: todo lo que necesitas saber y no morir en el intento

Tengo que reconocer que soy de esas personas que siempre ha querido una cocina de esas que salían en las series de televisión. Por ejemplo, siempre tenía en mi mente la de El Príncipe de Bel Air. Yo creo que crecí con ella como ilusión. Sin embargo, en la primera casa que compre con mi pareja era la de Cuéntame Cómo Pasó, pero en este caso de las primeras temporadas de los años 60.

Tenía muebles oscuros, azulejos agrietados y una distribución tan poco práctica que cocinar juntos era casi imposible. Así que una mañana, mientras tomábamos café, miré a Marta y le dije: “¿Y si reformamos la cocina de una maldita vez?”. Me miró en silencio, y después de unos segundos me dijo: “Ya era hora que te decidieras”. Lo que demuestra que muchas veces no nos atrevemos a decir las cosas, se quedan ahí, y si lo hubiéramos dicho todo hubiera cambiado.

Durante las siguientes semanas, hicimos listas, buscamos inspiración en todas las redes sociales, vimos videos de reformas en YouTube y nos perdimos en revistas de decoración. Queríamos ir bien documentados porque las ideas las teníamos claras. Queríamos una cocina abierta, luminosa, con una isla central donde poder desayunar, cocinar y hasta trabajar con el portátil. No queríamos simplemente cambiar muebles; queríamos transformar el espacio por completo y ofrecer algo nuevo a nuestra vida.

Así pues decidimos contactar con una empresa de reformas integrales que nos habían recomendado unos amigos. Se llamaba Constructora BM. Nos gustó desde el principio porque ofrecían todo el servicio completo: diseño, gestión de gremios, materiales y seguimiento de obra. Pedimos una cita y, al cabo de unos días, vino su técnico, a ver la cocina y tomar medidas.

 

Recuerdo además que nos dijo una cosa que nos llegó al fondo del alma. “La cocina es el corazón del hogar, y en nuestra reforma de cocina, nos aseguramos de crear un espacio funcional, moderno y estéticamente atractivo”. Y la verdad es que llevaba toda la razón.

Desde la instalación de nuevos electrodomésticos hasta la renovación de los gabinetes y encimeras, la verdad es que se encargaron de cada detalle para que mi mujer y yo disfrutáramos de una cocina que se adapte perfectamente a nuestro estilo de vida.

Le contamos nuestras ideas y él nos escuchó con atención, hizo sugerencias muy acertadas —como mover el frigorífico para ganar espacio o integrar el lavavajillas detrás de un panel. En menos de una semana nos envió un presupuesto detallado junto con un render 3D. El presupuesto nos dejó muy satisfechos, ya que era de 12.800 euros. Al ver el diseño y todo lo que incluía, empezamos a entender que estábamos invirtiendo en algo que usaríamos todos los días durante años. Realmente meter dinero en una cocina no es un gasto, es una inversión.

Todo correcto

Aceptamos y firmamos el contrato. Programaron el inicio de la obra para dentro de tres semanas. El día antes de empezar, vinieron a proteger suelos y mover muebles. Fue más profesional de lo que esperábamos.

Las primeras dos semanas fueron demolición y fontanería. Ver la cocina totalmente vacía, con las paredes peladas, fue impactante. Luego vinieron los albañiles a preparar las paredes y el suelo, y poco después, el electricista para redistribuir enchufes y luces.

La joya fue la isla central. Tenía espacio de almacenaje por ambos lados, una encimera que sobresalía para hacer de barra y un par de taburetes altos que compramos en una tienda de segunda mano y restauramos juntos.

Elegimos un suelo porcelánico imitación madera, que parecía de verdad pero era resistente a todo. Para los muebles, nos decidimos por un diseño blanco mate con tiradores ocultos, encimera de cuarzo blanco con veta gris, y un salpicadero de azulejos tipo metro en blanco brillo. Marta insistió en una campana extractora empotrada en el techo y luces LED debajo de los armarios altos.

La obra duró cinco semanas, un poco más de lo estimado, pero valió la pena. El equipo de esta empresa de reformas fue puntual, ordenado y muy respetuoso. Lo mejor fue el momento en que entramos por primera vez a la cocina ya terminada, con todo limpio y reluciente.

Hoy, dos meses después, cocinamos más que nunca. Nos sentamos en la isla por las mañanas, abrimos una botella de vino mientras preparamos la cena, y cada vez que vienen amigos, todos terminamos allí, como si la cocina nos abrazara.

Articulos recientes