Las bolsas de plástico biodegradable generan una buena imagen para los comercios

Los seres humanos y las organizaciones que nosotros mismos vamos generando tenemos que adaptarnos al entorno en el que vivimos. Debemos tener en cuenta todas las necesidades que tienen las personas y nuestro planeta a la hora de realizar nuestro trabajo. De lo contrario, no estaremos cumpliendo ni con nuestro objetivo empresarial ni con el que, como entidad, debemos mantener en relación con la responsabilidad social corporativa. Una empresa que funciona nunca será ajena a lo que se mueve a su alrededor. Si lo estuviera, tendría un problema que, además, tendría una difícil solución.

En los párrafos que siguen, no vamos a hablar de esos objetivos empresariales a los que hemos hecho referencia en primera instancia, sino que vamos a valorar los otros, los que están ligados a la responsabilidad social corporativa de la empresa. Lo vamos a hacer especialmente desde el punto de vista del medioambiente, que es uno de los asuntos que más nos debería preocupar en los tiempos que corren y que debe ser uno de los ejes centrales de actuación de las empresas, de las instituciones públicas y también de las personas. La Tierra es una responsabilidad de todos y de todas y, como tal, su cuidado debe ser algo de lo que todo el mundo forme parte.

Uno de los principales problemas que se han manejado desde un punto de vista ambiental ha sido el tradicional consumo de plástico de un solo uso. Se trata de un consumo que ha sido desmesurado durante mucho tiempo. ¿El problema? Que se están agotando los recursos naturales que se utilizan al producirlo, además de contaminar de una manera sustancial el espacio ocupado por las ciudades en las que se produce y el espacio en el que se extraen las materias primas que se usan para confeccionarlo.

Una solución a este problema ha sido la ampliación de la apuesta por plásticos biodegradables, que son mucho más respetuosos con el medioambiente que los plásticos de un solo uso. Durante los últimos años, el uso de estos plásticos biodegradables ha crecido en una gran cantidad de situaciones y podríamos decir que ahora se han convertido en los más comunes en negocios de todo tipo. Ya es raro acceder a una tienda y que las bolsas que esta proporciona a sus clientes no sean biodegradables. Entre otras cosas, porque las de plásticos de un solo uso ya han sido prohibidas.

No es de extrañar que las tiendas y comercios hayan apostado por las bolsas biodegradables en los últimos años. Además de seguir ofreciendo a sus clientes la posibilidad de cargar de una manera cómoda con sus productos, han podido potenciar su imagen de marca al demostrar un compromiso con la Tierra y con el medioambiente. Desde Zoloplast nos han hecho saber que son muchos los pequeños emprendedores que valoran esto último y que tienen el deseo de seguir haciendo de sus negocios algo sostenible al mismo tiempo que rentable. Sin duda, es algo que celebramos y que demuestra que es posible construir una empresa que siga funcionando sin necesidad de atentar contra nuestro entorno.

¿Qué lugar ocupamos en lo que respecta a la producción de bioplásticos? 

Sin duda, esta es una muy buena pregunta. Todos y todas sabemos que de la capacidad que tengamos para producir materiales como estos dependerá en buena medida la apuesta que implementemos en nuestras empresas y comercios. Si producimos mucho plástico biodegradable, no tendremos que importarlo desde otro lado, pagando el sobrecoste que eso conlleva. Si la situación es la contraria, quizá haya más gente que sea reacia a implementar una política medioambiental tan concreta como de la que estamos hablando.

Según un estudio realizado por Statista, Asia es el primer continente del mundo en lo que tiene que ver con la producción de plásticos biodegradables con un 46% de la producción mundial de acuerdo con los datos que se manejaban en el año 2020. Europa ocupa la segunda posición con un 26%, bastante alejada del dato de Asia. América del Norte tiene un 17% del pastel y América del Sur se tiene que conformar con el 10%. El 1% restante es para Oceanía, dejando a África fuera del tablero.

Hablando en términos europeos, ¿es éste un buen resultado? Podríamos decir que a medias. Está bien no tener que depender de Estados Unidos, por supuesto, porque ya sabemos cómo son nuestros socios norteamericanos. Pero es evidente que haríamos bien en mejorar ese 26% y acercarnos un poco más a los datos que tiene Asia a fin de que nos podamos valer por nosotros mismos en este sentido. Si consiguiéramos eso, seguro que el seguimiento de las políticas medioambientales como la del uso de plásticos biodegradables funcionarían mejor. Ya lo están haciendo, pero debemos ser perfeccionistas en este tema y apostar por una mejora todavía mayor.

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