Hay muchas maneras de pasarlo bien en función del momento y del lugar en el que una persona se encuentre. A las personas puede costarnos más o menos trabajo identificar esas formas de diversión, pero lo cierto es que están ahí y que, quien más quien menos, termina encontrando la manera de hacer inolvidable un día o una noche con su familia, con sus amigos o con sus compañeros de trabajo.
Disfrazarse se ha ganado, por derecho propio, a ser una de las formas de diversión que mejor sensación causan entre todos aquellos y aquellas que deciden apostar por ella. En efecto, es una de las maneras más elegidas ya no sólo por los españoles, sino por gente de nacionalidades muy diversas, para pasar un rato agradable y hacer que determinados momentos pasen de ser divertidos a convertirse en, simplemente, inolvidables.
El diario El Universal publicó un artículo en su página web el día de Halloween de 2015 en el que desgranaba los motivos acerca de por qué la gente se disfraza. En ese artículo se recogían palabras de una orientadora llamada Clara Gallardo, que aseguró que “disfrazarse es para muchos la excusa perfecta para perder la vergüenza y, sobre todo, para pasar un buen rato en compañía. Es saludable y muy positivo”.
En opinión de Gallardo, disfrazarse es algo así como una terapia. Una terapia a la que acuden desde niños hasta gente mayor de 60 años. En lo que tiene que ver con los primeros, lo cierto es que disfrazarse adquiere tintes de aprendizaje. Tal y como afirma el portal web serpadres.es, lo principal en lo que guarda relación con el hecho de disfrazarse es la creatividad. Además, y según el mismo portal, disfrazarse hace que el niño no se ponga barreras y le ayudará a liberar tensiones, algo que también es habitual entre los adultos.
Teniendo en cuenta las ventajas que implica el simple hecho de disfrazarse con familia o amigos, no parece descabellado pensar que la gente se disfrace para algo más que para festividades como Halloween o Carnaval. En efecto, disfrazarse empieza a ser tradición, por poner un ejemplo, en las despedidas de soltero o soltera. O en los cumpleaños. Cualquier excusa es buena para obtener una nueva identidad y disfrutar de la diversión que ello lleva asociado.
Un sinfín de posibilidades a nuestro alcance
Las posibilidades para disfrazarse son infinitas. Los adultos tienen sus propias opciones. Los niños las suyas. Incluso hay disfraces dependiendo del sexo. De diferentes tallas, colores y hasta acabados. En efecto, el que no se disfraza es porque no quiere, porque Internet hace posible que, además, podamos recibir un disfraz sin salir de casa y en un tiempo prácticamente récord. La ilusión que esto provoca entre diferentes grupos sociales merece la pena.
La ilusión es, precisamente, una de las cosas que más llena a todos aquellos que se dedican de manera profesional a la provisión de disfraces. Trabajar con personas a las que se les ve ilusionadas, felices y con una sonrisa en la boca es un motivo más para sonreír. Los trabajadores de La Casa de los Disfraces nos han asegurado que trabajar en este ambiente beneficia ya no sólo a las ventas. Y es que la felicidad de quienes se dedican a este oficio también se ve realzada.
Disfrutar de momentos así es la mejor manera de hacer grupo y de disfrutar de momentos de ocio que pueden no destacar por su abundancia. Una noche en la que un determinado grupo o familia se disfraza no es igual que cualquier otra noche de fiesta. Guarda algo especial y que la hace completamente diferente al resto. Seguro que todos hemos vivido algo así y estamos deseosos de repetirlo. Y no es para menos. Son momentos que se guardan con el paso de los años.
Lo mejor de todo es que disfrazarse seguirá siendo una de las elecciones de la gente para pasar momentos inolvidables en el futuro. Cada vez más personas se dan cuenta de las ventajas de algo tan simple y tan tradicional como coger un disfraz y cambiar de identidad al menos por unas horas. Para niños, para adolescentes, para adultos o para ancianos. Para todos ellos, esta actividad es la mejor manera de combatir la rutina y ser 100% felices, aunque sea sólo por un día.