Mucho se habla del marco de las ventanas. Que si debe ser de PVC, que si de aluminio con Rotura de Puente Térmico. Pero tan importante como el perfil es el vidrio que ponemos a la ventana. Ni más importante, ni menos. La combinación entre ambos es lo que va a proteger nuestro hogar.
El cristal de la ventana nos va a proporcionar aislamiento térmico y acústico. De todos es sabido que el cristal es una barrera contra la lluvia y el viento. El vidrio de la ventana impedirá que las inclemencias climatológicas aturdan la paz de nuestra casa.
Además, el vidrio es un material que soporta temperaturas extremas. Tanto frías como calientes. Por esta razón es una de las materias primas preferidas para fabricar envases en los que conservar los alimentos.
El cristal, a su vez, frena la expansión de las ondas sonoras. Nos ayuda a insonorizar nuestro hogar. Tanto para que el ruido de la calle no se introduzca con su potencia natural dentro de la casa, como para que el sonido de las habitaciones no se propague en el exterior.
Hablamos indistintamente de cristal y vidrio. Lo usamos como sinónimos. Pero si queremos ser rigurosos, en realidad, se trata de dos materiales diferentes. El cristal es un material sólido con una estructura atómica regular. Es decir, todos los átomos son exactamente iguales. Mientras el vidrio presenta una estructura irregular. Con la forma de unos átomos diferente a la de los otros. Desde un punto de vista científico, un vidrio sería un cristal mal acabado.
Por su composición atómica, si un cristal se rompe lo hace en trozos con aristas cortantes. Mientras que el vidrio templado, por ejemplo, se rompe en trozos pequeños que no cortan.
Por seguridad, el material que más se utiliza en construcción, incluidos los cerramientos, es el vidrio. Por lo que deberíamos hablar del vidrio de las ventanas.
¿Desde cuándo usamos cristal en las ventanas?
Se sabe, por excavaciones arqueológicas, que el cristal ya se utilizaba en el antiguo Egipto, 4.000 años antes de Cristo. En varias tumbas de la época se han encontrado joyas y abalorios fabricados con cristal dentro del ajuar funerario.
Cuenta el periódico digital Arch Daily que los primeros en fabricar ventanas de cristal fueron los babilonios en el siglo II antes de Cristo. Durante el proceso de fabricación, antes de que el cristal se enfriara, el artesano lo extendía con un rodillo, creando una lámina trasparente que se podía cortar en frío y enmarcarla en madera, para incrustarla en las paredes de las casas.
Las ventanas de cristal ya se utilizaban en el Imperio Romano, pero era un producto solo al alcance de los más acaudalados patricios.
Así lo fue durante muchos, muchos siglos. En la edad media, mientras los siervos cerraban las ventanas de sus casas con puertas de madera o con telas, viviendo prácticamente en la penumbra, la iglesia levantaba catedrales con vidrieras pintadas para impresionar a los fieles.
En la baja edad media y en el renacimiento se crearon en algunas ciudades europeas importantes gremios de vidrieros que contaban con gran notoriedad social. Es cuando surge el cristal de Bohemia y el cristal de Venecia. Los objetos de cristal elaborados por los talleres tenían la consideración de artículos de lujo.
No es hasta el siglo XVIII, que el uso de cristal para cerrar las ventanas se hace popular. Se empieza a utilizar en otros edificios que no son palacios o catedrales. Con la invención de la máquina de vapor, en la revolución industrial inglesa, el precio del cristal se reduce y aumenta su producción. Poco a poco se convierte en el cerramiento habitual en todas las ventanas.
El mejor cristal para ventanas.
Los instaladores de Izami Ventanas, una empresa de Bilbao que lleva más de 10 años trabajando con vidrio y 2 años en la carpintería de aluminio y PVC, dicen que elegir bien el cristal es fundamental para tener unas ventanas de calidad que cumplan nuestras expectativas.
Y es que todos los vidrios no son iguales. Los hay de diferente grosor y calidad.
En la actualidad, para mejorar la eficiencia de las ventanas se utiliza el doble y el triple acristalamiento. En lugar de una lámina de vidrio, se utilizan dos en paralelo, con una cámara de aire interna que funciona como aislante térmico y acústico.
El triple acristalamiento es aún más efectivo. Aquí encontramos un cristal exterior, otro interior y uno intermedio. Colocados a distancias equidistantes, dejando dos cámaras de aire en el interior de la ventana.
Si vamos a una cristalería, veremos las ventanas de cristal marcadas por un código numérico. Por ejemplo: 4/16/4. Esta marca nos indica que el cristal exterior tiene 4 mm de grosor, después hay una cámara de aire de 16 mm y, al otro lado, otro cristal de 4 mm. En total, este vidrio tiene un grosor de 24 mm.
Un adelanto tecnológico utilizado por los fabricantes de ventanas es la de inyectar en las cámaras de aire, gas argón. El gas argón es un gas inocuo, que se caracteriza por tener una menor conductividad térmica que el aire corriente. Si tenemos la ventana cerrada, este gas permitirá mantener mejor la temperatura de la habitación.
Hoy, la Unión Europea obliga a todos los fabricantes a rellenar las cámaras de aire con gas argón para aumentar la eficiencia energética. Si nuestra ventana tiene en algún rincón el distintivo CE, casi con toda seguridad, llevará gas argón.
Otro factor para elegir un buen acristalamiento es la transmitancia térmica o valor U. La transmitancia es una variable física que mide la cantidad de energía que fluye a través de un material.
En la etiqueta de la ventana nos tiene que venir especificados tres valores: la transmitancia del perfil (Uf), la transmitancia del acristalamiento (Ug) y la transmitancia térmica de la ventana (Uw).
A mayor transmitancia, menor capacidad de mantener la temperatura.
Por tanto, un buen cristal para nuestra ventana sería un doble o triple acristalamiento, con el certificado CE y con un valor U bajo.
La combinación perfecta.
Una buena alternativa para instalar unas ventanas que aíslen térmicamente la casa sería un triple acristalamiento 4/12/4/12/4 con un perfil de PVC.
El PVC es el material más aislante que se utiliza en la construcción. Literalmente, crea una barrera que separa la temperatura exterior de la interior. Ese poder aislante viene reforzado por un triple acristalamiento con dos cámaras de aire.
Los especialistas en ventanas dicen que toda ventana está conformada por tres elementos:
- El acristalamiento. El vidrio de la ventana es la barrera física que separa nuestra casa de la calle. Vendría a ser como una prolongación de la pared, solo que permite la entrada de la luz exterior.
- Los perfiles. Son los marcos de las ventanas. Permiten encajarlas en la fachada del edificio y sujetar las hojas de vidrio. Debe ser un material que no permita fugas de aire y que no sea conductor del frio. De estos materiales, el PVC es el más efectivo.
- Los herrajes. Son las bisagras y sistemas de cierre. Aumentan la seguridad de la ventana y la hacen más hermética.
Los tres elementos son indispensables para elegir una ventana de calidad.
Cuánto ahorras con una ventana eficiente.
El blog de la cadena de hipermercados del bricolaje Leroy Merlin señala que con una ventana eficiente energéticamente llegas ahorrar hasta un 35% de energía en calefacción y aire acondicionado. Una acción que se va a traducir en un ahorro en el recibo de electricidad desde el primer mes.
Se han dado casos de viviendas que cambiando sus ventanas antiguas por unas nuevas de PVC con doble o triple acristalamiento y han mejorado el certificado energético de la casa o piso en varios niveles. Han pasado de la certificación G, a la certificación C, que se corresponde con la A antigua. Antes de que la Unión Europea cambiara la categorización imponiendo criterios más exigentes.
Más de la mitad de los hogares de nuestro país no son eficientes energéticamente. Son viviendas construidas hace más de 15 años. En el momento en el que fueron edificadas no se disponía de materiales de construcción tan efectivos como los que se usan actualmente, o eran demasiado caros. El sector de la construcción ha experimentado un avance considerable en la última década y media.
Por poner un ejemplo. A principios de este siglo ya existían las ventanas de PVC, pero eran un producto bastante caro. Por lo que los constructores optaban por colocar ventanas de aluminio. Un material, que aunque se reforzara con un relleno aislante en el interior (la Rotura de Puente Térmico), no lograban evitar que se perdiera el calor. Y es que el aluminio es un metal conductor del frío. El frío del exterior, en invierno, se colaba en nuestra casa a través del perfil de las ventanas. Hoy, las ventanas de PVC son mejores que las de entonces y más asequibles.
El gesto de cambiar las ventanas antiguas por otras nuevas, eficientes energéticamente, son una acción que va a hacer que ganemos en confort. Para escoger las ventanas adecuadas nos viene bien estar informados.