Puede parecer raro que alguien se ponga a estudiar por mero ocio, pero la verdad es que hay gente que lo hace y que, desde luego, se siente cómoda con esa elección. Estáis leyendo las líneas escritas por una de esas personas. La cultura es siempre una de las mejores elecciones para emplear el tiempo de ocio y la verdad es que nos ayuda de lo lindo a evolucionar como personas y a ser cada día mejores en aquello que hagamos. Este que os voy a presentar a continuación es mi caso, del que me siento especialmente orgulloso y que no voy a dejar de lado ni a corto ni a largo plazo.
Tengo 64 años y me prejubilé hace 2 después de una larga carrera como comercial de una empresa textil. Siempre he estado metido de lleno en mi trabajo, evaluando tendencias, buscando hacer nuevos clientes y haciendo posible que mi empresa viera crecer su imagen y su volumen de negocio. Apenas he tenido tiempo de hacer alguna actividad que me haya satisfecho desde el punto de vista cultural y era el momento de mi jubilación en el que tenía que sacar todas esas ganas para conseguir disfrutar por fin de eso.
Una de las cosas que siempre había deseado era la de aprender inglés. La verdad es que nunca me había hecho falta porque mi empresa se ha dedicado tradicionalmente al mercado español, al nacional. Sin embargo, siempre me ha llamado muchísimo aprender inglés porque soy aficionado al rock and roll y buena parte de los grupos de música de este género son de Estados Unidos o del Reino Unido. Por tanto, tenía ganas de conocer más profundamente sus letras y acceder a contenidos de medios de comunicación de estos dos países para saber más del género. Y, por qué no, aprender a cantar las canciones que han formado parte de mi vida.
Mucha gente me dijo que si estaba loco, que si no quería disfrutar de mi tiempo libre de otra manera que consideraban más habitual. Pero la verdad es que esta era mi manera de disfrutar de la vida, porque, amigos y amigas, la cultura y el ocio siempre van de la mano. Según una noticia que fue publicada en la página web del diario El Confidencial, hay más de 10.000 universitarios de más de 60 años en España y que consideran algo que me representa absolutamente: que ser mayor no te hace más frágil. Desde el punto de vista mental y cultural, es más bien al contrario, es el momento de la vida en el que más fuertes somos.
Empecé estudiando inglés por mi cuenta para saber si me iba a gustar este idioma tanto como pensaba. Y la verdad es que me sorprendí a mí mismo, porque resultó que me habitué muy rápido a todo lo que tenía que ver con la gramática. También me resultó bastante sencillo aprender vocabulario. El caso es que nada ni nadie me impedía ir progresando con este asunto… pero todavía me quedaban los listenings y los speakings, que eran para mí como las dos grandes pruebas de fuego.
Mi primera experiencia con este tipo de pruebas fue realmente agradable. Me di cuenta de que, en lo que a los listenings se refiere, se me daban mejor de lo que creía en un principio y que entendía más de lo que yo mismo me había propuesto. En lo que respecta a los speakings, me costó un poco más, pero terminé dominándolos. Empecé realizándolos con personas que se encontraban en la misma situación que yo, gente mayor que quería aprender nuevos hobbies, pero también me aventuré a hablar a través de aplicaciones como Skype o Meet con gente del Reino Unido o de Irlanda.
La progresión fue realmente rápida y me motivó muchísimo para seguir aprendiendo. La verdad es que no podía sentirme más contento conmigo mismo, he tenido pocos momentos en la vida en los que haya tenido la moral más alta. Fruto de ello, decidí seguir y seguir. Continué sometiéndome a pruebas de cada vez más nivel y tenía la sensación de que las seguía superando con cierta facilidad… y empecé a preguntarme si podría ejercer alguna vez como profesor de inglés. O, al menos, intentarlo.
Decidí que sí, que podría prepararme para unas oposiciones en inglés. Y tenía claro que eso era un reto mayúsculo y que necesitaría un esfuerzo todavía más grande por mi parte. ¿Ser profesor cuando ya estaba jubilado? Decidí que sí. A fin de cuentas, aprender el idioma se estaba convirtiendo en mi mejor pasatiempo. Decidí especializarme en educación primaria y empecé a sondear la posibilidad de inscribirme en algún curso de preparación. Después de analizar distintas páginas web, me quedé prendado de la de Preparadores Valladolid a causa de la enorme vocación práctica del curso, el refuerzo de las destrezas básicas y las enseñanzas de oratoria para la defensa oral de la oposición. Y lo demás, amigos y amigas, es historia.
La verdad es que supuso un reto para mí someterme a un asunto como aquel. A las oposiciones se presentaba gente de todo tipo, desde aquellos jóvenes que están buscando su primera oportunidad laboral hasta gente de mediana edad que sí que se ha desempeñado en otras labores pero que ha visto en una oposición un medio perfecto para trabajar durante toda la vida. Lo cierto es que en ningún momento sentí que una persona de edad avanzada como yo sobrara. Más bien al contrario.
Continué aprendiendo gracias a ese curso y, cuando llegó la hora de someterme a las diferentes pruebas de las que se componía la oposición, me sentía bastante seguro de mí mismo. Quizá eso tendría que ver con el hecho de que no tenía nada que perder, pero lo cierto es que estaba cómodo y confiado en mis posibilidades. Y la verdad es que eso me sirvió para hacer una prueba impecable, una prueba que me dio derecho a una plaza que nunca pensé que pudiera ser para mí.
Imaginaos el orgullo que sentía y que sentía también el resto de mi familia. La verdad es que eso no se paga con dinero y que me hace muy feliz. Hay gente que no entiende que haya empezado con una nueva profesión ahora que estaba jubilado, pero ese momento de la vida, el de la jubilación, ¿acaso no consiste en hacer aquello que nos gusta? Pues eso es lo que estoy haciendo yo. Y me siento mejor que nunca, no os voy a engañar. Enseñar inglés es, para mí, ocio puro. Lo mejor que me podía pasar en este momento de la vida.
Una actividad que hace falta en España
El nivel de inglés que tenemos en España no es el mejor, para qué nos vamos a engañar. Tenemos muchas cosas que mejorar en este sentido en el interior de nuestras fronteras y, al menos, somos conscientes a la perfección de ello. Nuestro país ocupa la posición número 35 en un estudio que analiza a 113 países y la verdad es que creemos que merecemos estar mejor colocados, para lo cual hace falta que cambien algunas cosas en el ámbito educativo.
Una de las que debe cambiar con premura tiene que ver con el tipo de ejercicios que se llevan a cabo para enseñar una asignatura como esta. No podemos pasarnos toda la vida haciendo ejercicios de los típicos de rellenar huecos con el tiempo verbal idóneo. Hay que variar esa manera de enseñar y educar en el inglés haciendo redacciones y entablando conversaciones. Tampoco debemos dejar de lado todo lo que tenga que ver con el visionado de películas o series, o con escuchar música en inglés, que como ya os he comentado de antemano, es lo que me animó a mí a aprender a hablar en este idioma.
Es verdad que el diagnóstico varía en función de la comunidad autónoma de la que estemos hablando. En una noticia publicada por el diario La Razón se indicaba que los alumnos y alumnas de Asturias, Galicia y la Comunidad de Madrid son los que más inglés aprenden en el ámbito educativo, mientras que los que provienen de Castilla-La Mancha, Andalucía o la Rioja son los que peores registros tienen en este sentido. Aun así, el artículo señala que no hay ciudades en España que se encuentren en la élite de ciudades en las que mejor inglés se habla.
Por tanto, una actividad como la que estoy desempeñando es básica para un país como el nuestro, que necesita formar de una manera eficaz a sus jóvenes para que tengan una mayor cantidad de posibilidades dentro del mundo laboral y que necesita adoptar a las empresas de gente válida para hablar inglés y mejorar las posibilidades de comunicación con el extranjero, algo que es necesario y que le vendría de perlas a una economía como la nuestra. ¿Quién iba a decirme a mí que me iba a considerar tan válido en mi jubilación?