Aislar térmicamente una casa aporta muchas ventajas. Dependiendo de dónde esté situado nuestro hogar, gracias al aislamiento térmico conseguiremos conservar la temperatura interior, ya sea esta más fría o más cálida. Independientemente de si la finalidad es mantener una el frio verano, o es conservar el calor en invierno, el aislamiento puede ser fundamental y muy beneficioso.
Reducción importante en el coste de facturas energéticas: Aislar térmicamente nuestra casa es una buena opción para incrementar el ahorro en las facturas de electricidad. Gracias a un buen aislante térmico en casa conseguir disminuir significativamente el coste de las facturas de electricidad o gas. Aislar térmicamente nuestra casa hace que la casa contenga la temperatura que queramos sin necesidad de encender la calefacción o el aire acondicionado. El aislamiento térmico disminuirá las pérdidas de calor y frío, manteniendo la temperatura deseada dentro de la casa.
“Esto se traducirá en el ahorro entre un 30% y un 70% en las facturas energéticas. Esto se reflejará en el gasto final de las facturas energéticas. Una vivienda que no está asilada correctamente requiere más energía para conservar la temperatura”, explican los trabajadores de Crearsur.
Menos humedades: El aislamiento térmico también aportará ventajas en cuanto a las humedades en nuestro hogar. Las humedades suelen aparecen a menudo en el interior de los edificios y de las casas. En muchas ocasiones, el único modo de acabar con ellas es aislar térmicamente el hogar y, colocando el aislante entre los huecos de los tabiques combatiremos la acumulación de humedades.
Mayor comodidad: Un buen aislante en la fachada de nuestro edificio colocado en paredes interiores, puertas y ventanas facilitará que la temperatura en verano y en invierno sea de nuestro agrado durante más horas y con mayor más facilidad. Esto generará un ambiente perfecto para vivir. Las viviendas sin aislante térmico se vuelven frías pronto en invierno y tener un ambiente muy cargado rápidamente en verano.
Tener frío o calor en el interior de la vivienda no es nada cómodo y con un buen aislamiento podemos controlar la temperatura del interior de nuestra casa.
Revaloriza la vivienda: Instalar térmicamente nuestro hogar, lo revaloriza a instante. Aislar térmicamente una vivienda es una inversión. Podemos recuperar el importe a largo plazo y si queremos vender nuestra casa, podremos hacerlo a un precio superior.
Es beneficioso para el medio ambiente: El aislamiento térmico de un hogar, no solo nos aporta beneficios a nosotros mismos, sino que es otra manera de contribuir al buen estado del medio ambiente. Las emisiones de CO2 disminuyen significativamente al instalar un aislamiento térmico en nuestro hogar. Al mantener nuestra casa aislada, conservamos mejor la energía.
Un aislante térmico puede facilitar la reducción de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera de forma muy llamativa. No disponer de un hogar aislado térmicamente, tiene la desventaja de hacer crecer el gasto energético y por consecuencia las emisiones de C02.
Conseguimos aprovechar nuevos espacios en la casa: Aislar térmicamente una casa puede servir para utilizar de manera óptima espacios que hasta ahora no aprovechábamos. Si hablamos de un hogar con sótano o buhardilla, conseguiremos rentabilizarlos asilándolos térmicamente.
Sitios que suelen ser muy fríos como el sótano, el desván o la buhardilla, pueden convertirse en perfectos despachos, gimnasios, o salas de actividades.
Aislamiento acústico: La mayoría de los aislamientos térmicos, también se convierten en aislantes acústicos. De esta manera aislaremos acústicamente nuestro hogar aumentando todavía más nuestro bienestar y comodidad en la casa.
Principales materiales con los que se consigue aislar una vivienda
Lana de roca
Este material se deriva de rocas volcánicas. Es altamente resistente y soporta altas temperaturas. La lana de roca es ideal para viviendas ubicadas en cualquier espacio geográfico debido a que es aislante tanto de frío como de calor. Además, funciona como aislante de ruidos.
Celulosa
La celulosa es uno de los aislantes térmicos más buscados. Se trata de un material que se adhiere a las superficies. Resulta propicio para cubrir los espacios vacíos existentes entre las fibras.
La celulosa se deriva de fibras de papel periódico reciclado que se trituran y posteriormente se le añaden sales de boro.
Fibra de madera
La fibra de madera se emplea como aislante térmico en lugares con altas temperaturas ambientales. Está elaborada a base de fibras de madera a las cuales se les agrega ácido bórico. Estas características lo hacen un aislante ignífugo. Es decir, la fibra de madera rechaza la combustión.