Muchas son las preocupaciones que nos asaltan cuando, en un mundo tan economizado y contaminado de impuestos y obligaciones fiscales, nos preguntamos, por primera vez, si sería una buena idea abrir nuestro propio negocio.
Porque es inevitable que el miedo nos invada, sobre todo en una sociedad donde el nuevo empresario está sometido a una enorme cantidad de impuestos, obligaciones con el Estado y, por supuesto, obligaciones con sus trabajadores, si los llegase a tener.
Por lo tanto, muchos somos los que pensamos en dar el paso… pero pocos somos los que terminamos dándolos de verdad, porque el miedo nos puede y siempre nos obliga a recular cuando todavía estamos a tiempo.
La autonomía, la peor pesadilla de los emprendedores
Todos hemos oído hablar de esa horrorosa palabra que nos saca lo peor de nosotros. Porque no hay persona de la faz de la tierra, haya estudiado economía o no, que no sepa lo que es un autónomo: esa persona física (es decir, persona de carne y hueso) que realiza un trabajo para conseguir una retribución económica por él… solo que este, a diferencia del trabajador normal, no cuenta con un contrato vinculante. Trabaja para él mismo… y es aquí donde empiezan la mayoría de nuestros problemas.
Otra gran diferencia con un trabajador normal es que el trabajador que NO es autónomo trabaja un número horas diarias por las cuales va a recibir un salario fijo mensual. El trabajador autónomo, en cambio, trabaja el número de horas que él estime oportunas (porque él se pone su propio horario) y su salario es fluctuante. Va a depender del trabajo que haya realizado para el cliente y de cuántos clientes tengan ese mes.
¿Qué ocurre? Que, hablando en términos legales, es completa y absolutamente ilegal que una persona española perciba ingresos mensuales por un trabajo que le esté realizando a otra persona y no dé cuenta de ese dinero al Estado y a Hacienda. El Estado ha de saber en todo momento de dónde proceden tus ingresos (bueno, y también ha de llevarse una pequeña parte de ellos, pero eso es otra historia). Por lo que, si realizas trabajos sin declararlo legalmente a Hacienda, estarás incurriendo en un peligroso delito. Y cito textualmente: “Se considera que una infracción es leve hasta los 3.000 euros (sin declarar), por lo que te puede «caer» una multa de hasta 1.500 euros. Cuando la infracción se considera grave, la multa va del 50% hasta el 100% de la cantidad que debías declarar. La infracción es grave a partir de 3.000 euros, sin límite”.
Y yo no sé tú, pero a mí no me haría gracia que me llegase una carta de Hacienda notificándome una multa porque no he declarado tal cosa.
Pero tenemos buenas noticias: el Estado nos ayuda…
… Y ya era hora. Porque, si lees atentamente el titular de esta noticia, seguramente te lleves las manos a la cabeza, como yo. Porque yo no leo 33.000 empresas, leo 33.000 familias. Padres y madres con hijos y sueños frustrados que no podrán seguir adelante sin la ayuda de un milagro, porque sus negocios, su fuente de ingresos… ha debido cerrar porque no han sido capaces de superar la terrible barrera del inicio de un negocio.
Por lo tanto, voy a darte una buena noticia: los asesores laborales existen para hacernos la vida mucho más fácil a los nuevos emprendedores.
Voy a contar una experiencia que tuve yo con un estupendo asesor laboral hace apenas un par de semanas, porque me viene que ni pintada. Yo soy escritora, y lo soy desde hace tiempo. Pero nunca he podido de darme de alta como autónoma porque, si pago la autonomía, se me va todo el dinero en ella. Es decir, trabajaría para pagar autonomía. Y eso no es nada aliciente para nadie, ¿verdad?
¿Qué pasa? Que yo no tengo ni pajolera idea de cómo funciona este mundo, y no sé muy bien de qué va la historia, por lo que siempre necesito que alguien que sepa muy bien de lo que habla me lo explique como si tuviese dos años. Y, aun así, siempre me cuesta. Pero ahora sí que lo he entendido, gracias a este señor.
¿Qué de qué hablo? Mira, pongamos de ejemplo a Andalucía, que es donde vivo:
Buscando por internet encontré dos interesantes ayudas que a los nuevos autónomos les vendrían de lujo:
- La tarifa plana de autónomos. Esto es una estupenda ayuda que dice lo siguiente: “Durante el periodo 2023 al 2025, las personas que causen alta inicial en el Régimen de autónomos podrán solicitar la aplicación de una cuota reducida (tarifa plana) de 80 euros mensuales durante los primeros 12 meses de actividad. La solicitud se realizará en el momento de tramitar el alta.
Podrán beneficiarse de estas condiciones las personas autónomas que no hayan estado dadas de alta en los dos años inmediatamente anteriores a la fecha de efecto de la nueva alta, o bien tres años, en caso de haber disfrutado previamente de esta deducción”.
Este asesor laboral me explicó que, al ser la primera vez que me daba de alta, durante el primer año no pagaría los trescientos desorbitados euros de autonomía… ¡sino ochenta! Y yo no podría haberlo sabido sin él.
- La maravillosa cuota cero de autónomos. De nuevo, cito textualmente: “La Junta va a subvencionar el cien por cien de sus cotizaciones durante el primer año y también en el segundo cuando sus ingresos no superen el salario mínimo interprofesional (1.000 euros mensuales). Los nuevos autónomos se ahorrarán, por tanto, los 80 euros al mes que tendrían que pagar gracias a que la administración andaluza adelantará este dinero”.
Fíjate si es importante para las nuevas empresas contar con la ayuda de un asesor laboral que muchos de nosotros no teníamos ni idea de que estas subvenciones existían hasta que hablamos con ellos.
Porque, por si no lo sabes, una labor crucial de los asesores empresariales es que llevan todo el tema de las subvenciones del Estado
Como autónomos, hemos estar atentos a mil cosas distintas, y muchas veces la cabeza no nos da para mucho. A mí, por lo menos, me pasa más veces de las que me avergüenza reconocer. Por lo tanto, yo no podría trabajar siendo autónoma sin contar con un asesor de confianza que llevase todas mis cuentas y rentas.
Desde Asesoría Arjona nos explican que, entre muchas de sus funciones, se encuentra el hecho de que ellos “pueden solicitar subvenciones al Estado”.
A un autónomo se le vienen muchas más cosas encima que un simple pago de autonomía. Digo simple por decir algo, porque no es simple. Un autónomo tendrá que pagar local, luz y agua (si no tiene un negocio online), proveedores, materias primas, página web, IRPF, y un sinfín de cosas extra con la que muchos ni siquiera cuentan cuando toman la decisión de unirse al mundo de la autonomía.
Pero existen… así como también existen otras ayudas del Estado para que el emprendedor se decida y pueda contar con ciertas ayudas que, los primeros meses y años, les desahoguen y puedan funcionar con normalidad hasta que se instalen en el mercado con un buen número de clientes estables.
No solo existe la tarifa plana de autónomos y la cuota cero de autónomos, el Estado pone a nuestra disposición una serie de ayuda para personas emprendedoras que no está de más conocer, si vas a meterte en este mundillo.
-Reducciones y bonificaciones a la Seguridad Social: al igual que cualquier tipo de trabajador con contrato, un autónomo puede beneficiarse de ciertos tipos de prestaciones a las que estaría sujeto si trabajase para cualquier otra persona:
- Por inicio de una actividad por cuenta propia
- Baja por maternidad, paternidad, adopción, guarda con fines de adopción, acogimiento, riesgo durante el embarazo o durante la lactancia natural
- Trabajadoras autónomas que se reincorporen al trabajo en determinados supuestos
- Cuidado de menor afectado por cáncer u otra enfermedad grave
- Pertenecer a empresa emergente en situación de pluriactividad
–Bonificaciones por conciliación vinculada a la contratación: si un autónomo contrata a una persona y tienen a su cuidado a menores de 12 años, familiares en situación de dependencia o que padezca alguna situación de discapacidad de las contempladas en los requisitos, también tienen acceso a ayudas económicas.
–Ayudas ICO: El Instituto de Crédito Oficial ofrece un catálogo de mediación para financiar tanto proyectos de inversión como necesidades de liquidez de personas trabajadoras autónomas y empresas.
–“Vida extra”: compensación adicional a las ayudas estatales, reduciendo las cuotas y prolongando las ayudas, para que no tengas que abandonar el juego y puedas seguir emprendiendo con total comodidad.
–Los menores de treinta años también cuentan con ayudas: Se complementa la ayuda estatal para que pagues solo 30 euros mensuales el primer y segundo año.
–Si has sido madre, también te ayudan: si eres autónoma en Andalucía y ya tenías la tarifa plana, podrás disfrutar de estas cuota durante el segundo año tras tu baja.
Tener a un asesor que entienda de prestaciones conseguirá que no las pierdas de vista
Porque, si no sabes que existen, no existen en realidad. Y, si no tienes a nadie que sepa cómo solicitarlas, estas ayudas se pierden en el vacío.
Por lo tanto, no infravalores la ayuda de un profesional y cuenta con ellos. ¡Yo lo hago!